lunes, 7 de noviembre de 2011

- ¿Te acuerdas de aquella roca que se metia al mar como un barco de piedra? Alli a de estar todavia.
- Alli te conoci. ¿Ibas mucho a ese lugar?
- Todas las tardes. Se forma una laguna entre las rocas y uno puede mirarse en el agua blanca. Alli me miraba y un dia aparecio tu cara junto a la mia. De noche, las estrellas se reflejaban en el mar. De dia, se veia el sol arder.
- Dime. ¿por que supe, en cuanto te vi que ya no iba a importar nada mas? Sabes: me dije que en ese mismo momento tenia que decidirme. que si tu pasabas de largo, perderia toda mi vida ¿Tu no?
- Si, yo tambien. ¿No creiste que era un soldado mas, buscando en que divertirse?
- No, no. No vi tu uniforme. Solo vi tus ojos reflejados en el agua y entonces ya no pude ver mi reflejo sin el tuyo a mi lado.

Èl debia creer en esa hermosa mentira, siempre, hasta el fin. No era cierto: el no habia entrado a ese pueblo sinaloense como a tantos otros, buscando a la primera mujer que pasara, incauta por la calle. No era verdad que aquella muchacha de 18 años habia sido montada a la fuerza en un caballo y violada en silencio en el dormitorio comun de los oficiales, lejos del mar, dando la cara a la sierra espinosa y seca. no era cierto que el habia sido perdonado por la horadez de Regina: cuando la resistencia cedio al placer y los brazos que jamas habian tocado a un hombre lo tocaron por primera vez con alegria y la boca humeda. 
Regina, de la mirada soñadora y encendida. Como acepto la verdad de su placer y admitio que estaba enamorada de el; como invento el cuento del mar y el reflejo del agua dormida para olvidar lo que despues, al amarla, podria avergonzarlo. Mujer de la vida, Regina, potranca llena de sabor, limpia hasta de las sorpresas, mujer sin excusas, sin palabras de justificacion. Nunca conocio el tedio: nunca lo apesadumbro con quejas dolientes....
Para ti Regina, descanza en paz.



"La muerte de Artemio Cruz" 
Carlos Fuentes

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